El ahorro de energía es una de las principales preocupaciones de las empresas constructoras así como de las personas que se plantean comprar una vivienda o reformarla y no es de extrañar; con la subida progresiva de la luz, miramos con lupa cualquier acción que pueda conseguir que reduzcamos unos euros la dichosa factura. En casos como este, el aluminio y el PVC son aliados natos y en Aluminios Mata llevamos más de 40 años proporcionando soluciones de aluminio y cristal en nuestros proyectos y construcciones a sabiendas de que no sólo aportan seguridad y elegancia, sino que también juegan a favor de la eficiencia energética y eso mismo es lo que te vamos a explicar en esta entrada de blog.
El ahorro o eficiencia energética en el hogar es sencillo de conseguir si sigues esta simple fórmula:
Aislamiento térmico + luminosidad = confort = ahorro energético.
Sí y no. Para que este ahorro se produzca, el trabajo debe estar bien realizado, los materiales deben ser de calidad y el cerramiento en cuestión debe ser eficiente.
Las fuentes de mayor consumo en el hogar, son sin duda la calefacción y el aire acondicionado y en España se pierde de media entre un 30 y un 40% de la energía del hogar a través de las ventanas lo cual incurre en un mayor gasto; si parte de la calefacción o el aire acondicionado escapa por las ventanas o altera la temperatura de la sala, rompemos por completo es ambiente térmico que se hubiese creado y conservado gracias al aislamiento térmico que consigue una ventana, ventanal o terraza bien construida que cuente a su vez con herrajes y tecnología adecuadas.
El vidrio es tan importante como el aluminio o el PVC para la consecución del objetivo que planteamos: el ahorro de energía. Y es que existe un amplio número de modelos, siendo las ventanas de vidrios dobles o triples las más efectivas para conservar el aislamiento térmico. Sea cual sea el modelo a elegir, se puede utilizar el PVC o el aluminio como materia prima, contando ambos dos con diversas ventajas como la insonorización, la gran variedad de acabados, elegancia y resistencia.
La conclusión es sencilla: la materia prima importa y la construcción no es una excepción, más aún cuando hablamos de ahorro energético.
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